En el mundo actual, donde las marcas compiten no solo por la vista sino también por el oído, los sonidos se han convertido en una herramienta poderosa de identidad y recordación. Un simple tono, melodía o jingle puede evocar emociones, recuerdos y, sobre todo, una marca específica. Piensa en el famoso “ta-dum” de Netflix, el rugido del león de MGM o el sonido de inicio de Windows. Todos ellos son marcas sonoras: expresiones auditivas tan distintivas que identifican una empresa incluso sin mostrar su nombre o logotipo.
En México, este tipo de marcas se conocen como marcas no tradicionales y están reconocidas legalmente por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Desde 2018, con la reforma a la Ley de la Propiedad Industrial, es posible registrar sonidos, olores, hologramas y otras expresiones sensoriales como marcas registradas, siempre que cumplan con ciertos criterios.
En este artículo, exploraremos qué son las marcas sonoras, cómo funcionan, qué requisitos deben cumplir para ser registradas ante el IMPI, cuál es su proceso de registro, y por qué representan una oportunidad valiosa para las empresas que buscan diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo.
¿Qué es una marca sonora?
Una marca sonora es un tipo de marca no tradicional que consiste en un sonido o combinación de sonidos capaz de distinguir los productos o servicios de una empresa frente a los de otras.
En lugar de basarse en palabras, logotipos o imágenes, la marca sonora se apoya en el oído: utiliza un elemento auditivo para construir identidad.
Según el IMPI, una marca sonora es aquella que se representa mediante un archivo de audio o una notación musical que permita identificar con precisión el sonido que se desea proteger. Este sonido debe ser distintivo, es decir, que el público pueda asociarlo directamente con una marca o producto.
Ejemplos comunes de marcas sonoras:
- Jingles publicitarios: melodías breves creadas para campañas, como el “I’m lovin’ it” de McDonald’s.
- Tonos de arranque o apagado: como el sonido de inicio de una computadora Windows o el encendido de una consola PlayStation.
- Sonidos característicos de productos: por ejemplo, el rugido del león de MGM o el clic distintivo de una cámara Canon.
- Efectos o notas asociadas a una experiencia de marca: como el “ta-dum” de Netflix o la melodía de Intel.
En todos estos casos, el sonido funciona como una firma auditiva, permitiendo que los consumidores reconozcan la marca con solo escucharlo, sin necesidad de ver un logotipo o leer un nombre.
Diferencias con otros tipos de marca
Las marcas sonoras pertenecen a la categoría de marcas no tradicionales, junto con las marcas olfativas, de movimiento, holográficas y tridimensionales.
A diferencia de las marcas nominativas (palabras o nombres) o figurativas (logotipos o imágenes), las marcas sonoras no se perciben visualmente, sino auditivamente.
La diferencia clave radica en su forma de representación:
- Una marca nominativa se describe con texto.
- Una marca figurativa se representa con una imagen.
- Una marca sonora se representa con un archivo de audio y una notación musical que define la secuencia exacta de sonidos.
El valor distintivo de una marca sonora está en la memoria auditiva: la capacidad del público para asociar un sonido específico con una marca determinada. Este tipo de conexión es especialmente poderosa en marketing, ya que el oído puede generar emociones y recordación más profunda que otros estímulos sensoriales.
¿Qué requisitos debe cumplir una marca sonora?
No todos los sonidos pueden registrarse como marca. Para que una marca sonora sea aceptada por el IMPI, debe cumplir ciertos requisitos técnicos y legales.
1. Ser distintiva y reconocible
El sonido debe ser único y diferenciarse de otros sonidos del mercado. Debe permitir que los consumidores identifiquen inmediatamente el origen empresarial del producto o servicio.
Por ejemplo, una melodía simple pero memorable —como las tres notas de Intel— tiene alto valor distintivo. En cambio, un sonido común como un aplauso, una sirena o un ladrido genérico no podría registrarse por falta de originalidad.
2. No puede ser genérico ni funcional
No se pueden registrar sonidos que sean necesarios o habituales en el uso del producto.
Por ejemplo, no se puede registrar:
- El sonido del motor de un automóvil (porque es funcional).
- El timbre de un teléfono (por ser genérico).
- El pitido de un microondas (por ser descriptivo de su función).
El propósito de una marca sonora es identificar el origen comercial, no describir cómo funciona el producto.
3. Debe poder representarse gráficamente
Aunque la marca es auditiva, el IMPI requiere una representación gráfica, que puede ser una partitura musical, una descripción sonora precisa (por ejemplo, “tres notas ascendentes en escala mayor”), o un espectrograma que muestre visualmente las ondas del sonido.
4. Tener un archivo de audio reproducible
Debe presentarse un archivo digital en formato MP3 o WAV, de buena calidad y con duración limitada (por lo general, menos de 30 segundos). Este archivo se adjunta a la solicitud como parte del expediente oficial.
¿Cómo se registra una marca sonora en México?
Registrar una marca sonora ante el IMPI implica cumplir con ciertos pasos técnicos y administrativos. Aunque el proceso es similar al de una marca tradicional, los requisitos específicos de audio y representación gráfica hacen que sea recomendable contar con asesoría profesional.
Paso 1: Verifica la originalidad del sonido
Antes de iniciar el trámite, se debe comprobar que el sonido no está registrado previamente y que no se parece a otro existente.
Para ello, puedes realizar una búsqueda en la base de datos del IMPI o solicitar una búsqueda fonética y figurativa complementaria si tu marca también tiene otros elementos.
Paso 2: Prepara los materiales necesarios
Para presentar la solicitud, necesitarás:
- Un archivo de audio (en formato MP3 o WAV, máximo 5 MB).
- Una notación musical o representación gráfica (puede ser una partitura o espectrograma).
- Una descripción detallada del sonido (por ejemplo, “cinco notas en escala menor con ritmo progresivo y tono ascendente”).
- Los datos del titular de la marca (persona física o moral).
- La clase de Niza correspondiente a los productos o servicios que distinguirá el sonido.
Paso 3: Presenta la solicitud ante el IMPI
El trámite se realiza a través del Portal Marcanet o de manera presencial en las oficinas del IMPI.
En la solicitud, deberás indicar el tipo de marca (“marca sonora”), adjuntar el archivo de audio y la descripción gráfica, y pagar los derechos correspondientes.
Paso 4: Revisión formal y publicación
El IMPI revisará que el expediente cumpla con los requisitos técnicos y que el sonido no sea genérico ni funcional. Si la solicitud es aceptada, se publicará en la Gaceta de la Propiedad Industrial para permitir posibles oposiciones de terceros.
Paso 5: Resolución y emisión del título
Si no hay objeciones y el sonido cumple los requisitos de distintividad, el IMPI emitirá el título de registro.
El proceso puede tardar entre 4 y 6 meses, dependiendo de la carga de trabajo y si hay observaciones o correcciones que atender.
Duración y costos del trámite
El registro de una marca sonora, al igual que cualquier otra marca, tiene una vigencia de 10 años contados a partir de la fecha de presentación.
Puede renovarse indefinidamente por periodos iguales, siempre que se paguen los derechos correspondientes antes del vencimiento.
En cuanto al costo, el registro ante el IMPI tiene una tarifa base que se actualiza cada año. En promedio, registrar una marca sonora cuesta entre $2,800 y $3,000 MXN por clase, aunque este monto puede variar según los honorarios de gestión o asesoría profesional.
Casos comunes y ejemplos de marcas sonoras
Aunque las marcas sonoras aún son un concepto relativamente nuevo en México, cada vez más empresas apuestan por registrar sus sonidos distintivos.
A nivel internacional, los ejemplos más conocidos muestran el enorme potencial de este tipo de marcas:
- Intel Inside: el famoso jingle de cinco notas, uno de los primeros sonidos en ser registrados globalmente.
- Netflix: el sonido “ta-dum” que acompaña la apertura de su plataforma.
- 20th Century Fox: el tema orquestal que precede sus películas.
- McDonald’s: el jingle “I’m lovin’ it”, reconocido en todo el mundo.
- Coca-Cola: su burbujeo característico y el sonido de una botella destapándose.
En México, empresas del sector automotriz, medios de comunicación y telecomunicaciones han comenzado a registrar sonidos propios, desde tonos de inicio hasta jingles publicitarios. Este tipo de protección es cada vez más común en industrias donde la experiencia auditiva forma parte del branding, como radio, televisión, tecnología y entretenimiento.
Ventajas de registrar una marca sonora
Registrar una marca sonora no solo garantiza exclusividad, sino que también ofrece beneficios estratégicos y de posicionamiento.
1. Protección legal exclusiva
El registro otorga al titular derechos exclusivos de uso sobre el sonido para los productos o servicios declarados. Esto impide que competidores utilicen sonidos similares que puedan generar confusión en el público.
2. Refuerzo de identidad de marca
Los sonidos son una herramienta poderosa para reforzar la identidad corporativa. Un jingle o tono característico puede volverse tan reconocible como un logotipo, ayudando a construir una conexión emocional más profunda con los consumidores.
3. Valor diferencial frente a la competencia
En mercados saturados, una identidad auditiva única puede marcar la diferencia. Una marca sonora efectiva permite destacar incluso cuando el público no está viendo la marca, como en podcasts, radio o asistentes de voz.
4. Ampliación del alcance sensorial del branding
El sonido complementa la imagen visual. Combinado con una marca nominativa o figurativa, crea una experiencia multisensorial, lo que refuerza el recuerdo y el posicionamiento de la marca.
Errores comunes y limitaciones
Al tratarse de una figura relativamente nueva, muchas empresas cometen errores que pueden poner en riesgo su registro o limitar su protección.
1. Registrar sonidos poco distintivos
Sonidos genéricos, comunes o funcionales (como un timbre o aplauso) carecen de distintividad y serán rechazados. El sonido debe ser único, original y memorable.
2. No cumplir con la representación gráfica
El IMPI requiere una descripción visual (partitura o espectrograma). No incluirla o presentarla incorrectamente puede invalidar la solicitud.
3. Creer que todos los sonidos pueden protegerse
Solo los sonidos creados con intención distintiva pueden registrarse. Un sonido natural, accidental o que describe una función del producto no es elegible.
4. No revisar antecedentes
Antes de registrar, siempre conviene verificar que no existan sonidos similares. Si el IMPI detecta similitud auditiva con otra marca, la solicitud podría ser rechazada.
Conclusión
Las marcas sonoras representan una de las formas más modernas y efectivas de proteger la identidad de una empresa. Un sonido puede generar recordación, emoción y reconocimiento instantáneo, convirtiéndose en un activo intangible de alto valor comercial.
Registrar una marca sonora ante el IMPI permite proteger legalmente ese elemento auditivo, asegurando que nadie más lo utilice con fines comerciales y fortaleciendo el posicionamiento de tu marca en el mercado.
En una era donde la experiencia sensorial es clave, proteger no solo lo que los clientes ven, sino también lo que escuchan, es una estrategia inteligente y necesaria.
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