Registrar una marca no solo implica diseñar un logotipo o elegir un nombre atractivo; también significa definir correctamente la clase o clases bajo las cuales quedará protegida tu actividad comercial. En México —como en la mayoría de los países— este proceso se basa en un estándar internacional llamado Clasificación de Niza, un sistema que organiza todos los productos y servicios en diferentes categorías.
Comprender este sistema es esencial para cualquier emprendedor o empresa que busque proteger su marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y evitar errores que puedan limitar su cobertura legal o incluso invalidar su registro.
A continuación, explicaremos qué son las clases de Niza, cómo funcionan en México, cómo saber en cuál entra tu negocio, y qué consecuencias puede tener elegir mal la clase. Si estás por registrar una marca o planeas expandir tu negocio, esta guía te ayudará a tomar una decisión informada.
¿Qué es la Clasificación de Niza?
La Clasificación Internacional de Productos y Servicios para el Registro de Marcas, mejor conocida como Clasificación de Niza, es un sistema creado para agrupar los productos y servicios en diferentes clases según su naturaleza o finalidad.
Su origen se remonta a 1957, cuando se firmó el Arreglo de Niza, un tratado internacional administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Desde entonces, este sistema se ha convertido en el estándar global utilizado por más de 150 países, incluido México.
El objetivo principal de la Clasificación de Niza es uniformar los criterios de registro de marcas, facilitando que tanto las autoridades nacionales como los solicitantes identifiquen con claridad qué protege una marca y en qué sector económico se aplica.
Esto evita confusiones entre marcas que operan en diferentes industrias, incluso si tienen nombres similares. Por ejemplo, una marca de ropa y una marca de software podrían llamarse igual, siempre que estén registradas en clases diferentes.
¿Cuántas clases existen y cómo se agrupan?
La Clasificación de Niza cuenta con 45 clases en total:
- Clases 1 a 34 corresponden a productos físicos o bienes.
- Clases 35 a 45 abarcan servicios.
Cada clase agrupa una amplia gama de elementos relacionados. Por ejemplo, dentro de la clase 25 se incluyen todo tipo de prendas de vestir, mientras que la clase 35 cubre los servicios de publicidad, marketing y gestión de negocios.
El IMPI utiliza esta misma estructura, y al registrar una marca en México, deberás indicar explícitamente en qué clase o clases deseas protección.
¿Qué tipo de productos o servicios cubre cada clase?
A continuación, te presentamos un resumen de las clases más comunes y los sectores que cubren, para que puedas ubicar mejor la tuya:
- Clase 3: Productos cosméticos, perfumes, champús, cremas, maquillaje, detergentes.
- Clase 9: Dispositivos tecnológicos y software: computadoras, aplicaciones, equipos electrónicos.
- Clase 16: Materiales impresos, papelería, libros, revistas.
- Clase 25: Prendas de vestir, calzado, accesorios.
- Clase 29: Alimentos procesados, embutidos, conservas.
- Clase 30: Café, té, pan, dulces, pastas.
- Clase 32: Bebidas no alcohólicas, jugos, refrescos.
- Clase 33: Bebidas alcohólicas.
- Clase 35: Servicios de marketing, ventas, comercio electrónico, publicidad.
- Clase 41: Educación, formación, entretenimiento, eventos culturales.
- Clase 43: Restaurantes, servicios de comida y alojamiento.
- Clase 44: Servicios médicos, belleza, bienestar.
Cada clase incluye un listado detallado de productos o servicios específicos. El IMPI actualiza esta información periódicamente, conforme a las revisiones publicadas por la OMPI.
Diferencia entre productos y servicios
Una de las confusiones más comunes al registrar una marca es no distinguir entre productos y servicios.
Las clases de productos (1-34) se aplican cuando vendes bienes tangibles: ropa, alimentos, cosméticos, maquinaria, etc.
En cambio, las clases de servicios (35-45) se utilizan cuando tu negocio ofrece actividades que benefician a otros, como consultoría, publicidad, educación o desarrollo de software.
Por ejemplo:
- Una marca que fabrica perfumes debería registrarse en la clase 3.
- Pero si la misma marca ofrece servicios de venta en línea o marketing de productos cosméticos, también necesitaría registro en la clase 35.
Comprender esta diferencia es clave para definir correctamente tu estrategia de protección.
¿Cómo saber en qué clase entra tu actividad?
El IMPI ofrece una herramienta oficial llamada Buscador de Clases de Niza, disponible en su sitio web. Esta herramienta te permite ingresar una palabra clave relacionada con tu producto o servicio y obtener sugerencias de las clases correspondientes.
Por ejemplo:
- Si buscas “ropa deportiva”, el sistema te mostrará la clase 25.
- Si escribes “consultoría de negocios”, aparecerá la clase 35.
- Para “restaurante” o “servicio de comida”, la clase 43.
Sin embargo, el buscador no siempre cubre todos los casos posibles. Por eso, lo más recomendable es analizar el modelo de negocio completo, no solo el producto actual. Si planeas lanzar nuevas líneas o servicios complementarios, conviene preverlo desde el registro inicial.
Casos prácticos: elegir la clase correcta
Veamos algunos ejemplos comunes de empresas mexicanas:
Caso 1: Tienda de ropa con venta online
- Productos: prendas y calzado → Clase 25.
- Servicios: venta minorista y comercio electrónico → Clase 35.
Lo ideal es registrar la marca en ambas clases para cubrir tanto los productos como las operaciones comerciales.
Caso 2: Restaurante saludable
- Servicios de comida y bebidas: Clase 43.
- Productos propios (jugos embotellados, snacks saludables): Clase 32 o 29, según corresponda.
Esto permite proteger tanto la marca del local como los productos que se vendan por separado.
Caso 3: Consultora tecnológica
- Desarrollo de software: Clase 42.
- Capacitación o formación en tecnología: Clase 41.
- Servicios de marketing digital o estrategia: Clase 35.
Registrar en varias clases puede ser estratégico para evitar limitaciones al expandir los servicios.
¿Qué pasa si eliges mal la clase?
Elegir una clase incorrecta puede tener consecuencias serias para tu marca y tu inversión. Entre los errores más comunes están los siguientes:
- Rechazo del registro:
Si la clase no corresponde a tu actividad, el IMPI puede negar el trámite. Esto retrasa el proceso y genera costos adicionales. - Falta de protección legal:
Incluso si el registro se aprueba, una clase mal elegida puede no proteger tu negocio real. Por ejemplo, si registras una marca de cafetería en la clase 30 (productos alimenticios) y no en la 43 (servicios de restaurante), otro negocio podría usar el mismo nombre legalmente. - Dificultad para defender la marca:
En caso de disputa o plagio, si tu marca no está registrada en la clase adecuada, tendrás limitada la capacidad de reclamar derechos o impedir que otros la utilicen. - Pérdida de cobertura en el futuro:
Si tu empresa crece y diversifica su oferta, necesitarás ampliar tu registro a otras clases. Hacerlo después es posible, pero implica costos y nuevos trámites, además de que podrías perder prioridad frente a competidores.
¿Puedo registrar mi marca en más de una clase?
Sí. En México, es totalmente válido —y a menudo recomendable— registrar una marca en múltiples clases.
Esto se conoce como registro multiclase, y su principal ventaja es ofrecer una protección integral sobre diferentes líneas de negocio.
Ventajas de registrar en varias clases:
- Mayor cobertura: protege tanto los productos como los servicios relacionados.
- Prevención ante expansión: si en el futuro amplías tu oferta, ya estarás cubierto.
- Mejor defensa legal: evita que terceros registren marcas similares en sectores complementarios.
Desventajas:
- Costo adicional: cada clase implica un pago separado al IMPI.
- Gestión más compleja: al haber más clases, el seguimiento y las renovaciones pueden requerir más atención.
En general, se recomienda analizar si el costo adicional vale la pena frente al riesgo de dejar sin protección partes clave del negocio.
Errores comunes al elegir clases
A lo largo de los años, muchos emprendedores cometen los mismos fallos al registrar sus marcas. Conocerlos te ayudará a evitarlos:
- Pensar que una sola clase cubre todo.
No existe una clase “universal.” Cada registro protege únicamente los productos o servicios especificados. - Copiar las clases de otra marca.
Aunque tu competidor venda algo similar, su modelo de negocio puede tener diferencias importantes. Es preferible hacer un análisis propio. - No considerar el crecimiento futuro.
Si planeas expandirte a nuevas líneas (por ejemplo, de ropa a cosméticos), conviene preverlo desde el inicio. - Usar descripciones vagas o genéricas.
La solicitud debe especificar claramente los productos o servicios. Descripciones ambiguas pueden causar rechazos o confusiones. - No buscar asesoría profesional.
La clasificación puede parecer sencilla, pero una palabra mal elegida puede limitar tu protección. Consultar a un experto en propiedad industrial puede ahorrarte tiempo, dinero y riesgos legales.
Conclusión
Elegir correctamente la clase de Niza para tu marca no es un detalle menor: es una decisión estratégica que determina el alcance real de tu protección.
Un registro mal planteado puede dejar tu negocio vulnerable a imitaciones o conflictos legales, mientras que una selección bien hecha te brinda seguridad jurídica y flexibilidad para crecer.
Antes de registrar tu marca, analiza tu modelo de negocio actual y tus planes futuros, revisa las descripciones de cada clase y, si tienes dudas, solicita orientación profesional. Recuerda que registrar una marca no solo es un trámite administrativo: es una inversión en la identidad y el valor de tu empresa.
¿Aún no sabes en qué clase registrar tu marca?
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